Alejandro Martínez. Vigo
Consideran un peligro los turnos de noche ante el aumento de la delincuencia.
Los vigilantes de seguridad de Vigo se sienten más indefensos que nunca. El motivo son los recortes en las plantillas que les obligan a trabajar en solitario y con medios muy precarios. La consecuencia de los recortes es que asumen más riesgos a la hora de enfrentarse solos a los problemas que se presentan en sus puestos de trabajo, llegando incluso a poner sus vidas en peligro. Tampoco así pueden garantizar a los usuarios ni a las instalaciones que protegen.
Ejemplo de esta situación que viven producto de la crisis ha sido el incidente que ha padecido un vigilante de la empresa Barreras el pasado fin de semana. Mientras se encontraba de noche ejerciendo su función en un punto de paso obligado, unos desconocidos le lanzaron un adoquín de hormigón desde lo alto del edificio. La piedra no le alcanzó por muy poco. Los autores se dieron a la fuga, dejando tras de sí un rollo de cable de cobre que habían sustraído. El trabajador tuvo que pedir apoyo a la Policía Local desde su teléfono móvil personal. Solo tenía una linterna para poder orientarse en el astillero que además no funcionaba.
Este caso ha sido la gota que ha colmado el vaso para que la UGT de Vigo haya denunciado públicamente esta situación de precariedad. El responsable del sector de seguridad, Néstor Armesto Rodríguez, manifestó que «nos preocupa mucho el peligro que conlleva que un vigilante esté solo de noche> y opina que no deberían de hacerse recortes en esta materia.
Reducciones
Las reducciones de plantilla se están produciendo tanto en la empresa privada como en la administración pública. En Barreras, por ejemplo, pasaron de tener once vigilantes a uno por turno.
En la Consellería de Pesca, también se reducirá personal, con lo que el helipuerto del Pesca 1 quedará sin vigilancia privada, según denuncia el secretario de organización de UGT, Chus Álvarez. También la vigilancia de la Tesorería de la Seguridad Social ha sido adjudicada a una empresa con reducción de personal, «por lo que habrá oficinas donde no habrá vigilancia». La vigilancia también peligra en el Museo do Mar. «Tras una reunión con la directora, nos ha dicho que no sabe si tendrá presupuesto para mantenerla el año que viene», afirma.
«En la oficina de Correos de Vigo, en el año 90 éramos cinco vigilantes de noche armados y con un perro y ahora estamos uno solo y hasta sin linterna», denuncia Néstor Armesto.
El sindicato también reclama que la administración tenga un control sobre las empresas que contratan auxiliares, que no poseen la debida cualificación para ejercer las labores de vigilancia, lo que conlleva inseguridad en los centros que custodian y un peligro para los propios trabajadores.
Fuente: La Voz de Galicia.
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