La palabra "vigilante" proviene de los primeros centinelas establecidos en la Antigua Roma durante el gobierno del emperador César Augusto y quienes con el tiempo se convirtieron en la Guardia Pretoriana. Sus funciones eran la de servir como un cuerpo élite para la seguridad del César, ser una especie de fuerza policial que mantenía el orden público en la ciudad y también actuar como bomberos en caso de incendio

La seguridad privada aguanta por el aumento de robos y los festivales


El paro provoca que decenas de personas opten a ser vigilante, aunque la demanda empresarial se ha frenado. El sector de Castellón se especializa en protección de empresas y en grandes eventos musicales o deportivos


En 2006, en pleno auge del ladrillo, las empresas de seguridad de Castellón se las veían y se las deseaban para encontrar vigilantes. Largas jornadas, noches en vela, sueldos bajos... la de vigilante era una profesión nada apetecible en una provincia donde en la construcción o en la cerámica era fácil ganar el doble. Ahora, con la crisis y un paro que afecta a más de 65.000 personas, la situación ha cambiado radicalmente. En pocos años, la cifra de titulados ha aumentado más de un 30%, hasta el punto de que las empresas están siendo incapaces de absorber toda la mano de obra. Consecuencia, hay decenas de vigilantes en el paro.

Como en todos los sectores, la crisis está afectando a las 26 empresas de seguridad de Castellón (se calcula que en la Comunitat Valenciana hay 140 y en España, son más de 1.500). Los datos que maneja la Fundación Empresa Seguridad y Sociedad (ESYS) revelan que desde el 2009 el sector sufre un descenso anual de la facturación del 4,5%, aunque solo en Castellón se estima que las empresas del ramo ingresaron en 2012 casi 50 millones de euros.

Pero a pesar de que la coyuntura no es favorable (tanto las empresas privadas como los organismos públicos y los propios particulares han constreñido su demanda, un descenso que se ha visto agravado con los impagos) el sector sigue siendo rentable. Y lo es por el alza de los robos (las empresas siguen contratando seguridad) y la aparición de los macrofestivales. “Las empresas se están profesionalizando. Lógicamente, la crisis nos está afectando, pero nos estamos diversificando y adaptando a las nuevas demandas”, dice José Javier Albert Barrajón, delegado en Castellón de Avadise, la asociación valenciana de directores de seguridad.

En la provincia, según los datos que maneja la Policía Nacional, hay 26 empresas de seguridad (17 con sede propia y 9 delegaciones) y la plantilla está formada por 1.668 personas (a parte de personal de administración o gestión de las empresas). De esa cantidad, 1.415 son vigilantes. La siguiente categoría profesional con más titulados es la de escoltas (148), a la que le siguen los directores de seguridad (55), los vigilantes de explosivos (33), los jefes de seguridad (18) y los detectives. Castellón cuenta, además, con 15 centros de formación y dos despachos propios de detectives privados.



UN GRAN DESCONOCIDO // Que el sector de la seguridad privada es un gran desconocido lo demuestra el hecho de que el gran público lo asocia única y exclusivamente con el vigilante, al que popularmente se le denomina segurata. “Somos mucho más. Hoy estamos presentes en una gran diversidad de sectores, desde el logístico al cerámico, el comercio, el fútbol o los festivales musicales”, asegura Albert Barrajón, que apunta a que el objetivo, muchas veces, es ver sin ser visto. “La gente no sabe que antes de un espectáculo hay un estudio de seguridad previo, donde intervienen muchísimos profesionales. Ahora las empresas están haciendo un esfuerzo por especializarse aún más y tratar de abrir, así, nuevos nichos de mercado”, insiste Barrajón.

Por ley existen una serie de establecimientos obligados a tener seguridad privada. Y en Castellón son más de 1.600 (destacan las 819 sucursales bancarias, las 335 joyerías y platerías, las 130 gasolineras o las 288 farmacias). Junto a ellos, el sector está creciendo en las grandes superficies comerciales y los diversos festivales. La puesta en marcha del aeropuerto también supondrá una nueva oportunidad de negocio.

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