La palabra "vigilante" proviene de los primeros centinelas establecidos en la Antigua Roma durante el gobierno del emperador César Augusto y quienes con el tiempo se convirtieron en la Guardia Pretoriana. Sus funciones eran la de servir como un cuerpo élite para la seguridad del César, ser una especie de fuerza policial que mantenía el orden público en la ciudad y también actuar como bomberos en caso de incendio

Creen insuficiente la preparación de muchos de los vigilantes que trabajan en estas fiestas

EFE
Momento de caos tras el lanzamiento de una bengala encendida
PABLO MUÑOZ / MADRID
La tragedia del Madrid Arena deja sobre la mesa algunas dudas sobre las medidas de seguridad del evento, y muy especialmente sobre si fue una medida acertada continuar con la fiesta durante algún tiempo una vez ocurrida la terrible avalancha. Sobre este asunto, los expertos consultados por ABC son unánimes: «La mayor parte de los asistentes eran totalmente ajenos a la tragedia; parar la música de forma brusca y anunciar que había que desalojar el pabellón, aunque se inventara un motivo, podía haber provocado un movimiento de pánico de consecuencias imprevisibles. En estos casos, lo mejor es ir bajando el volumen poco a poco para que todos asimilen que el evento ha finalizado e ir invitándoles de forma discreta a que salgan de forma ordenada».

De hecho, esto es lo que sucedió en la madrugada de ayer, pues el desalojo del recinto se prolongó durante más de dos horas, sin que hubiera que lamentar el más mínimo incidente. Además, se esperó hasta pasadas las siete de la mañana para informar a los medios de comunicación de lo que había sucedido para evitar que se produjeran más escenas de nerviosismo de las inevitables.

El análisis de las causas del suceso, sin embargo, no es tan benevolente. En primer lugar, para los especialistas en seguridad ciudadana consultados «no es razonable que en un recinto cerrado como es ese pabellón, que además es moderno y cuenta con los accesos claramente delimitados, puedan introducirse bengalas o petardos. Si hay controles rigurosos, con un número suficiente de vigilantes de seguridad para hacer registros en cada puerta, eso se puede controlar». Para ello, claro está, se necesita un mayor despliegue de vigilantes y como es lógico eso encarece los costes.

Mirar cada carné
Lo mismo sucede, en líneas generales, con la presencia de menores en la fiesta: «Hay que mirar cada carné de identidad, comprobar que pertenece a su titular y solo después permitir la entrada. Es cierto que hay quienes llevan documentos de sus hermanos mayores, y eso es más difícil de controlar. Pero lo que no puede suceder es que haya muchos testimonios de estos chicos que aseguran que nadie les pidió la documentación. Si eso es así, si fue generalizado, hubo una clara negligencia de la organización y de los encargados de la seguridad», en este caso una empresa de gran solvencia en el sector.

«En este tipo de fiestas -sostienen los expertos-, la entrada no es el mayor problema, porque se pueden delimitar las zonas de acceso; lo complicado es garantizar la salida, y mucho mas en situaciones de pánico. Es cierto que colas demasiado largas para acceder al recinto también pueden generar nerviosismo, pero en líneas generales la situación es más controlable».
Investigación compleja

La investigación abierta por el Juzgado de Instrucción número 51 y que realiza la Brigada Provincial de Policía Judicial y la de Policía Científica, pasa por la toma de declaración a los organizadores y a los vigilantes de seguridad de la zona donde se produjeron los hechos; la verificación de los planes de evacuación; el control efectivo del número de personas que asistieron a la fiesta; la comprobación de las licencias y del funcionamiento de las medidas de seguridad, como son la señalización y las luces de emergencia; el estudio de las inspecciones de la Policía Municipal y el conjunto del despliegue tanto en el exterior como el interior del pabellón... Al margen, claro está, del interrogatorio de testigos y la visualización de las imágenes aportadas por las 90 cámaras del Madrid Arena, en especial las de la zona del suceso.

Las fuentes consultadas, no obstante, van más allá de lo ocurrido en el Madrid Arena. «Estos eventos son siempre acontecimientos de alto riesgo, tanto por el número de personas que se concentran allí, como por el hecho de ser gente joven y la incidencia que tienen el alcohol y las drogas. Es evidente que el consumo de estas sustancias aumenta las posibilidades de incidentes. Por supuesto, hay una normativa, que se cumple sobre el papel, también en este caso, pero hay que abrir un debate sobre si es realmente eficaz».

En este sentido, consideran que aglomeraciones de este tipo requerirían la reunión de las juntas de seguridad del distrito o de la localidad afectada, para que cada parte involucrada (Fuerzas de Seguridad, Policía Municipal, Protección Civil, organizadores...) informe de los riesgos a los que se enfrentan y se pueda coordinar una respuesta adecuada. «Se hace con los partidos de alto riesgo, funciona muy bien y sería bueno que se hiciera con estas macrofiestas», sostienen los expertos.

«Conocer el recinto»
Y además, creen imprescindible una mayor especialización de los vigilantes de seguridad: «Tienen que conocer perfectamente el recinto en el que van a trabajar, cuáles son los mejores canales de evacuación, haber hecho antes simulacros sobre el terreno para tener capacidad de reacción, tener un equipo de reacción bien adiestrado para actuar en el interior... No es suficiente con que haya muchos; deben ser, además, eficaces. No es lo mismo desalojar un campo de fútbol que un recinto abierto o un pabellón de deportes. Si esto no se hace, casos como éste se pueden repetir», sostienen.

Ayer, la Sección Sindical de Madrid del Colectivo Profesional de Policía Municipal (CPPM) se mostraba «totalmente en contra» de que un evento de 10.000 personas se atienda por un número de agentes «a todas luces insuficiente» en relación con el evento. Se destinaron «seis patrullas, 12 policías en total», «siendo responsabilidad compartida del Ayuntamiento velar por la seguridad máxime cuando dicho edificio es de titularidad municipal».

Fuente: ABC


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