La palabra "vigilante" proviene de los primeros centinelas establecidos en la Antigua Roma durante el gobierno del emperador César Augusto y quienes con el tiempo se convirtieron en la Guardia Pretoriana. Sus funciones eran la de servir como un cuerpo élite para la seguridad del César, ser una especie de fuerza policial que mantenía el orden público en la ciudad y también actuar como bomberos en caso de incendio

Si hay hambre hasta un cura roba

Younes Nachett

Imagínese que usted es vigilante de seguridad de unos grandes almacenes, por ejemplo, de El Corte Inglés de Cádiz. Durante su jornada laboral se encuentra con un hombre que porta un maletín para el portátil, pero vacío. Usted observa que gracias a la mediación de unos alicates, ese hombre se dedica a retirar el dispositivo de seguridad, la alarma, de unas prendas como son dos jerseys, dos camisas y una chaqueta de marca, valoradas todas ellas en más de mil euros. Imagínese que el sospechoso, una vez retirada la alarma, introduce la ropa en el maletín y trata de salir airoso.
Como es lógico, si usted ha presenciado esta escena, actúa deteniendo al hombre por hurto, a pesar de que el valor de lo que pretendía robar era de mil euros, pero no se considera robo ya que no actuó con violencia. Pero ahora imagine el lector que el sospechoso es un cura… aunque sea un cura con buen gusto y sibarita, que en lugar de robar ropa de oferta, roba ropa de marca, lo que le imposibilita disculparse diciendo que es un Robin Hood que proba prendas a los ricos para los pobres.
Esta no es una historia imaginada. Ocurrió el pasado 22 de septiembre en Cádiz, precisamente en El Corte Inglés. Tan cierta como que el Juzgado de Instrucción número 1 de Cádiz decidió finalmente condenar al vicario de la Catedral Vieja de la capital gaditana a pagar 800 euros por el robo de varias prendas, unos hechos que el sacerdote confesó ante el juez, por lo que ha visto reducida la pena de tres meses de prisión por un delito de hurto en grado de tentativa, que solicitaba la Fiscalía que se hizo cargo del caso, a una sanción económica.
La confesión le ha ayudado a rebajar la condena, algo que se agradece, sobre todo entre los cristianos.La historia tiene miga, puesto que el vigilante de seguridad del centro comercial declaraba durante el juicio que sorprendió ‘in fraganti’ al sacerdote J.R.L. con dos jerseys, dos camisas y una chaqueta de marca, valoradas en algo más de 1.000 euros, efectos que se había guardado en un maletín para ordenador, tras forzar con unos alicates las alarmas de seguridad de las prendas.
Además, el vigilante ha declarado que el sacerdote ya había intentado sustraer en anteriores ocasiones otros artículos, aunque no fue detenido ya que se trataba de productos de menor valía económica, pero ese día, el párroco quiso superarse y se dejó llevar por su alma invadida por la cleptomanía.Además de la condena a pagar 800 euros de multa, además de ya contar con antecedentes, el Obispado de Cádiz y Ceuta ha decidido retirar de sus funciones ministeriales al sacerdote José Rodríguez, vicario de la iglesia de Santa Cruz, tras ser condenado por un juzgado de la capital a una sanción económica de 800 euros por robar ropa en un centro comercial de la ciudad.
El cura, que hace dos años, al parecer, trató de sacar una pluma estilográfica de gran valor, sin pagar, del mismo centro comercial, es descrito como una persona amable, muy atenta con los mayores y con sus feligreses, y, esto es importante, poco dado a ‘fardar’ de ropa, de ahí que entre los que le conocen se extrañan ante el valor de la ropa que trató de hurtar.
Otro dato cuanto menos curioso es que cuando bajaba de la sección de Caballeros de El Corte Inglés, no llevaba alzacuellos, iba vestido de paisano, y a la hora de ser detenido por los guardas de seguridad, se mostró tranquilo, al igual que en las dependencias policiales donde estuvo unas cuantas horas para aclarar lo sucedido. Según la página web Religióndigital.com, un familiar se presentó en la Comisaría y entregó unos certificados médicos alegando una enfermedad que padece el sacerdote.
El cura salió de las dependencias y siguió ejerciendo su profesión en la parroquia de Santa Cruz, hasta que el pasado lunes acudió al juicio rápido en el que fue condenado a pagar una multa que no llega a los 800 euros.En este sentido, fuentes del Obispado explicaron esta semana que se le han retirado las licencias ministeriales que afectan a sus facultades para oír en confesión sacramental a sus fieles, así como la de celebrar el santo sacrificio de la misa y predicar la palabra de Dios, “en conformidad con los cánones del Derecho Canónico”.
Evidentemente, desde el Obispado han mostrado su “gran consternación” por lo sucedido, reconociendo que se trata de un comportamiento “del todo impropio de un sacerdote y extraño entre los miembros del clero de esta diócesis”.Y estas mismas fuentes obispales añaden que las medidas que se han tomado se encaminan a solucionar un “evidente problema de fondo” para que comportamientos de este tipo “no se repitan por parte de esta persona”, al tiempo que han pedido perdón “a cuantas personas se hayan podido sentir escandalizadas y ofendidas por este hecho”.
Aunque viendo la calidad de la ropa, además de denotar el buen gusto de este párroco, quizás no sea conveniente aplicar el dicho popular de ‘Si hay hambre, hasta el cura roba’, pero no podemos dejar de pensar que quizás este robo sea una de las numerosas consecuencias de la actual crisis económica en la que no sólo algunos políticos han atacado las arcas públicas, sino que incluso hasta los curas son capaces de poner en peligro su propia salvación a cambio de unas camisas... aunque sean caras. Eso sí, en el juicio rápido celebrado en el juzgado de instrucción número 1 de Cádiz el sacerdote, asistido por un abogado de oficio, admitió su culpa y explicó que lo había hecho “por necesidad”.

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