El asalto se produjo 2004 en una sucursal de la Rambla Nova, cuando los trabajadores comían.
ÀNGEL JUANPERE
La Audiencia de Tarragona ha ratificado la sentencia que absolvía a un extrabajador y a un exvigilante de Caixa Tarragona del robo de 145.961 euros del interior de la caja fuerte de la sucursal que la entidad tiene en el número 68 de la Rambla Nova en 2004. Para la máxima instancia judicial de la provincia, no existen pruebas sólidas para condenar a los dos procesados.
Uno de los acusados era el cajero –entre otras funciones– y el otro había sido vigilante de seguridad de dicha sucursal. En su día, el Juzgado de lo Penal número 2 de Tarragona ya les absolvió. Ahora, la sentencia ya es firme.
Los hechos juzgados se remontan al 29 de abril de 2004, el último jueves de la campaña de invierno-primavera, en que las cajas abrían al público por la tarde. Por ello, todos los empleados se fueron juntos a comer a un restaurante cercano.
A las 14.30 horas, el cajero cerró las dos cajas fuerte, pero no puso todas las medidas de seguridad y entendió que además había quedado activado el bloqueo de diez minutos. El interventor, por su parte, activó el sistema general de alarma.
Mientras los empleados comían, alguien accedió a la sucursal a través de una puerta lateral que da a un bloque de pisos. Causó unos mínimos desperfectos. Dicha persona abrió la caja fuerte que contenía la suma más destacada de dinero. No causó ningún desperfecto.
Investigaciones policiales
Por las investigaciones llevadas a cabo por la Policía Nacional y por los técnicos de seguridad de la entidad, las sospechas se dirigieron a los dos acusados porque tenían una sociedad mercantil con importante pérdidas económicas.
Para los magistrados de la Audiencia, los seis indicios incriminatorios que señala la acusación –y que quedaron probados– no son suficientes para condenar. En este sentido, los jueces recuerdan que otras personas –no sólo el cajero– conocía las ubicaciones de las cajas así como las contraseñas y los mecanismos de seguridad.
Las escuchas telefónicas que se hicieron a los dos procesados «no arrojó ningún dato relevante» que permitiera señalar a los dos procesados como los autores. Y más cuando varios testigos señalaron que el vigilante de seguridad procesado estaba, cuando ocurrió el robo, en un restaurante de Perafort.
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